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Decreto del Concilio Vaticano II sobre el apostolado de los laicos. Fue discutido en el período tercero de sesiones, en Octubre de 1964. Aprobado por 2340 votos a favor y sólo dos negativos, fue proclamado por el Papa Pablo VI el 18 de Noviembre de 1965.
Resalta este documento la importancia y la misión de los laicos en la Iglesia, aunque la ideología y orientación del documento alude más a los "seglares" que a los "laicos" (no clérigos) en la Iglesia.
Recuerda el deber bautismal del compromiso cristiano y la necesidad y urgencia de evangelizar. Desarrolla consignas en torno a los estados de vida: familia, profesión, servicios sociales. Y se orienta a resaltar las varias formas de apostolado que a los laicos corresponden en la Iglesia, resaltando su autonomía e identidad propia, alejada de todo clericalismo y de las viejas actitudes servilistas respecto al ministerio sacerdotal y el estado clerical en la Iglesia cristiana.
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